PYGOCENTRUS NATTERERI

Sinónimos y nombres en desuso que aún aparecen en bibliografía y algunas webs: Serrasalmus nattereri, Pygocentrus altos, Pygocentrus altus, P. stigmaterythraeus, Rooseveltiella nattereri, Serrasalmo piranha, Serrasalmus ternetzi, Serrasalmo ternetzi, Pygocentrus ternetzi.
Orden: Characiformes.
Familia: Characidae
Genero: Pygocentrus
Referencia: Kner, 1858
Biotopo: Amazónico y subtropical.
Distribución: América del Sur, cuenca del Amazonas, cuencas del Paraguay-Paraná, ríos costeros en el noreste de Brasil. Cuenca del río Essequibo (Guayana).
Forma: Lo primero que llama su atención es una mandíbula prominente y una poderosa boca llena de dientes en posición terminal. La aleta dorsal esta situada más atrás de lo normal, y la anal se encuentra separada de la caudal únicamente por el pedúnculo caudal. Existen importantes diferencias entre ejemplares jóvenes y adultos, tanto en forma como en coloración (es una especie en la que la diferencia entre ejemplares jóvenes y maduros es muy acusada).
La aleta dorsal carece de espinas y cuenta con 16-18 radios. La aleta anal, igualmente sin espinas, tiene 27-30 radios.
Coloración: El cuerpo de color gris plateado presenta grandes manchas oscuras y la parte inferior de su cuerpo, desde los opérculos hasta la aleta anal, es de color rojo. En los ejemplares jóvenes son apreciables numerosos puntos negros.
Tamaño: Hasta 30 cms.
Diferencias sexuales: No muy aparentes, machos algo más pequeños que las hembras. La hembra presenta una mayor tonalidad rojiza en la parte inferior de su cuerpo. Si se les observa de frente el vientre de los machos tiene forma de V y no de U, como ocurre en las hembras.
Temperatura: 24ºC-28ºC.
Agua: Blanda y ligeramente ácida. pH 6.0 a 7.0. GH 5ºd-11ºd.
Acuario: Acuarios de gran tamaño (al menos 300-500 litros) dedicados en exclusiva a esta especie. Basta con grava relativamente gruesa al fondo y algunos guijarros o cantos rodados lisos. No tiene sentido poner decoraciones especiales ni plantar el acuario, ya que los peces decorarán el acuario a su gusto recolocando la grava y no dejarán una planta en su sitio. Para crear terrazas o disponer piedras de forma especial hay que fijarlas al fondo con resina epóxica, creando estructuras sólidas que los peces no puedan derribar. Sólo con ejemplares muy jóvenes se pueden mantener algunas plantas robustas.
Alimentación: Pez muy voraz que aceptará una gran variedad de alimento. Su manera de alimentarse es muy violenta. No es necesario alimentarlo con presas vivas, aunque las aceptará. Admitirá piensos para peces -elegir los de mayor tamaño, en forma de sticks-, papilla congelada de la que se usa para discos, carne de pescado, gusanos, lombrices de tierra, gambas, peces, etc.
Algunos aficionados los alimentan con peces vivos de gran tamaño (carassius, carpas, etc.). Esta alimentación puede servir de estimulante para algunas pirañas que se niegan a comer otro tipo de comida sin vida. Pero por razones morales desaconsejamos este tipo de alimentación a no ser que sea estrictamente necesario, ya que la presa viva a parte de estar en desventaja tendrá una muerte lenta, sangrienta y desagradable, un espectáculo dantesco que seguro no queremos ver. Tampoco es cierto que en la naturaleza se alimenten de la misma forma, ya que al ser peces de cardumen, la muerte de cualquier presa suele ser rápida y sin apenas sufrimiento para las víctimas. En contra de la creencia popular no son en absoluto hábiles cazadores y en la naturaleza ignoran por completo a los peces rápidos o de pequeño tamaño porque son incapaces de atraparlos.
Comportamiento: Pez muy agresivo. Depredarán sobre cualquier pez sin necesidad de que quepa por su enorme boca, incluso matarán sin piedad a peces de mayor tamaño que ellos. En un espacio restringido son agresivos y se muerden entre ellos en ocasiones (agresividad interespecífica).
La importación a los Estados Unidos de esta especie ha sido prohibida por el riesgo de que entren en aguas nativas, causando graves desequilibrios a la fauna autóctona. También se ha reportado el hallazgo y captura de pirañas en el río Ebro (norte de España), liberadas inconscientemente por algún aficionado, pero hasta el momento se trata de casos aislados y no parece que sean capaces de reproducirse en condiciones tan adversas y aguas tan frías... aunque ya es significativo que consigan sobrevivir en ellas, al menos hasta la llegada del invierno.
Las pirañas son protagonistas de una leyenda negra que las presenta como auténticos monstruos agresivos capaces de devorar un ser humano apenas cae al agua. Si bien es cierta su forma de alimentarse y su poderosa dentadura acerada, no dejan de ser un habitante más de las aguas amazónicas, tímido y huidizo ante la presencia humana como todo pez y de peligrosidad muy baja para el ser humano. Los pescadores los temen más porque devoran a los peces que caen en las redes que por el riesgo que puedan representar para su seguridad. No obstante, hay que tomar precauciones al sifonar o introducir la mano en un acuario en el que vivan pirañas. Incluso fuera del agua, la mordedura de una piraña puede ser grave.
Reproducción: Se ha conseguido su reproducción en acuarios de gran tamaño (300 litros). El apareamiento ocurre tras cambios de agua de gran volumen, simulando la llegada de la estación lluviosa. Durante el desove los peces toman una coloración azul negruzca. El macho excava en el sustrato del fondo una cavidad para alojar los huevos. El desove se realiza durante la noche y se depositan entre 300 y 1.000 huevos de unos 2 mm de diámetro y color amarillento. A temperatura normal la incubación dura 36-40 horas. El macho defiende firmemente la puesta situado encima de la cavidad y es ayudado por la hembra durante los primeros momentos, pero enseguida es ahuyentada por el macho.
Si los huevos son sacados del acuario (hay que tener muchísima precaución para no sufrir el ataque furioso de los progenitores al hacerlo), el macho vuelve a realizar una puesta con otra hembra del cardumen después de 2 ó 3 días.
Tras 6-7 días de absorción del saco vitelino las pequeñas pirañas empiezan a nadar libremente. Alimentación de los alevines: al principio artemia salina, después larvas de mosquitos, trozos de carne o papilla cárnica y trozos de pescado o gambas.
Según Petrovicky, cuando los peces alcanzan de 1,5 a 2 cm de largo, se atacan entre sí, por lo que es imprescindible irlos separando por tamaño para evitar canibalismo y exceso de bajas.